Conceptos de programación
En este artículo trataré de resumir los principales
conceptos a tener en cuenta a la hora de diseñar un programa para powerlifter.
Lo primero que hay que comprender a la hora de crear un
programa o analizar uno existente, es que el éxito o fracaso del programa
dependerá más de ti que del propio programa. Y no estoy solo hablando de la
constancia y el sacrificio que se exigen para triunfar en un programa de
entrenamiento, lo que quiero decir es que las características y los objetivos
del individuo determinan si un programa es malo, bueno, mejor o ideal.
Todo este artículo está orientado al powerlifting, así que
el objetivo último debe ser levantar el máximo posible el día de la
competición, y punto. Si un powerlifter decide prepararse para competir usando
la rutina secreta de bicéps de Arnold, es probable que llegue a la competición
con unos brazos enormes, pero también que levante menos que las chicas de la
categoría de -47kg. Simplemente eligió una rutina que no se adaptaba a sus
objetivos.
Otro ejemplo, en este caso sobre la importancia de las
características individuales, podría ser un novato que decide empezar a usar la
5/3/1. Como es una buena rutina, tras 12 semanas ha metido 15kg a todos sus
levantamientos. Sin embargo de haber escogido una rutina para principiantes
como la starting strength, podría haber progresado el doble. En su caso la SS
habría sido “mejor”.
Por tanto podemos definir la mejor rutina como aquella que
nos haga mejorar nuestro total de competición lo más rápido posible.
Teniendo esto claro podemos establecer unos principios
fundamentales de programación:
1.
Especificidad.
El término especificidad hace referencia a los movimientos
deportivos que se realizan en competición, en el caso del powerlifting la
máxima especificidad radica en realizar los movimientos de competición, a una
repetición máxima, con el equipo que se use en competición. Cuanto más te
alejes de eso, menos especifico será tu entrenamiento.
Por tanto una rutina que no incluya banca, sentadilla y peso
muerto pesados, no será lo suficientemente específica como para optimizar tus
ganancias. Si entrenas pesado, pero con muy poca frecuencia, más de lo mismo.
Hay que entender que se mejora en lo que se practica. Por
eso para mejorar en el powerlifting, hay que hacer una rutina de powerlifting,
no una de fuerza (no, no son lo mismo), o una rutina culturista con
predominancia de máquinas y altas repeticiones.
2.
Sobrecarga.
En el punto anterior comentamos que se mejora en lo que se
practica, eso es porque tu cuerpo se adapta a ello. Sin embargo esto tiene su
cruz, una vez que tu cuerpo se adapta a un estímulo, este esfuerzo deja de ser
suficiente para hacerte progresar. Seguro que conoces a alguno de esos tipos
que van todos los lunes a hacer el mismo entrenamiento de pecho, las mismas
series, los mismos pesos, las mismas repeticiones. Y el mismo progreso, cero.
Tu cuerpo se adapta y, para evitar estancarte, tendrás que
sobrecargarlo. A medida que progreses tendrás que levantar más peso, hacer más
series o repeticiones, en resumen, tendrás que sobrecargar tu cuerpo para
obligarle a avanzar. Y esto tendrá que ser así siempre.
Entiende que no ha de ser algo drástico, una serie, un kilo,
pueden marcar la diferencia, pero, a la larga, tendrás que hacer mucho más de
lo que hacías al principio.
3.
Gestión de la fatiga.
En este punto voy a ponerme algo técnico y voy a hablar de
la teoría de los dos factores de Zatsiorsky. Según esta teoría la preparación
de un atleta depende de la fatiga y de la condición física. Al entrenar
aumentamos ambos factores, pero mientras un aumento de la condición física
implica una mejora de la preparación, un aumento de la fatiga lo perjudica. Al
descansar, ambos factores van volviendo a su nivel original.
¿Para qué nos sirve esto? Muy simple. Basándonos en esta
teoría, el objetivo de nuestro entrenamiento debe ser crear un estímulo
suficiente para producir una mejora en la condición física, pero a su vez que
no genere tanta fatiga como para que nuestro nivel de preparación se vea
comprometido.
4.
Diferencias individuales.
Probablemente el más ignorado de todos los principios. El
principio de las diferencias individuales dice que, debido a una complejísima
telaraña de factores, todos somos diferentes y respondemos de manera distinta a
un mismo entrenamiento.
Cada persona necesitará una cantidad distinta de volumen,
una diferente intensidad, distintos periodos de recuperación, distinta
selección de ejercicios para mejorar sus puntos débiles, etc.
La mayoría de los programas más conocidos no tienen en
cuenta este factor, simplemente porque están escritos para las masas. Están
programados para funcionar bien en la mayoría, no para ser óptimos para una
única persona. Por eso, a la larga, es crucial aprender que nos funciona en
nosotros mismo y que no.
Para satisfacer estos principios debemos aplicar
correctamente la siguiente lista de variables fundamentales:
1.
Intensidad.
La intensidad hace referencia a como de pesada es una
determinada carga con respecto al 1RM (máximo peso a una repetición). Si tu
récord en un levantamiento son 100kg, 80kg es una intensidad del 80%.
La intensidad se relaciona fuertemente con la especificidad,
a mayor sea una, mayor será la otra. Esto quiere decir que para mejorar en el
powerlifting deberemos usar una intensidad del 75-100%.
Los rangos menores de intensidad significan más repeticiones
(unas 4-8) y una ganancia de masa muscular que no se da con mayores
intensidades, como un músculo más grande es un músculo potencialmente más
fuerte, esto es importante para un powerlifter.
Sin embargo hay que recordar que uno mejora en lo que
practica, por lo que pasar todo nuestro entrenamiento en el rango de las 4-8
repeticiones, que suponen un 75-90% de intensidad, no es eficiente en un
deporte donde se realizan una única repetición al 100%. Un buen programa de
powerlifting debe manejar también repeticiones más bajas (1-3) y cargas más
intensas (+90%) que nos permitan utilizar una mayor carga a una repetición el
día de la competición.
Resumiendo, la intensidad determina el efecto del
entrenamiento.
2.
Volumen
Si la intensidad determina el efecto del entrenamiento, el
volumen determina la magnitud de ese efecto.
El volumen se puede medir de diversas maneras, por el número
de repeticiones en un entrenamiento, el número de series o el tonelaje, que no
es más que series por repeticiones de cada serie por peso de cada serie.
Resumiendo, los kilos totales que has levantado.
A más tonelaje, mayor es el efecto del entrenamiento, pero
también mayor es la fatiga producida, volviendo a la teoría de los dos
factores, el objetivo es encontrar la cantidad de volumen óptima.
El volumen es la principal variable para sobrecargar el
cuerpo, algo fundamental como recordarás de unas líneas más arriba. A la larga
tendrás que hacer más y más volumen para continuar progresando.
Sin embargo no te tomes esto como “debo hacer todo el
volumen posible”. Piensa que, a partir de cierto punto, los beneficios de
aumentar el volumen van decreciendo. Aumentar drásticamente el volumen de
entrenamiento puede llevarte a caer en “la trampa del volumen”, donde necesitas
un volumen ridículamente alto para progresar. Ve aumentando tu volumen
progresivamente cuando sea necesario y no hagas tonterías de las que, a largo
plazo, puedas arrepentirte.
3.
Frecuencia
La frecuencia es simplemente cuantas veces a la semana
entrenas cada levantamiento. La frecuencia está relacionada fuertemente con el
volumen, pues a mayor frecuencia, menor volumen por sesión, lo que no quiere
decir menor volumen semanal.
La relación entre frecuencia y volumen es crucial a la hora
de planificar el entrenamiento. Si entrenamos
frecuentemente con un volumen tan alto que nos impida recuperarnos entre
sesiones, la fatiga se acumula y el rendimiento baja. Si entrenamos demasiado
poco frecuentemente, aunque el volumen sea alto la condición física empeora y
el rendimiento baja.
Encontrar la relación óptima entre variables que permita una
mejora sostenida del rendimiento es el objetivo de cualquier programa de
entrenamiento.
Solo queda un punto a tratar:
El nivel del atleta.
El nivel del atleta afecta de manera significativa a todos
los principios y variables fundamentales. Es crucial entender que no es lo
mismo un programa para un novato que uno para un avanzado. Puede parecer obvio,
pero veo a mucha gente hacer un programa que excede su nivel.
El criterio que voy a usar para distinguir los niveles
enlaza con la teoría de los dos factores vista anteriormente. Cuanto mayor sea
el tiempo necesario para mejorar la
preparación, mayor será el nivel del atleta. Sencillamente cuanto más avanzados
seamos más tardaremos en progresar y más sesiones de entrenamiento
necesitaremos para ello.
Empecemos con el novato.
El novato es aquel que puede mejorar su rendimiento de una
sesión a otra. En la práctica un novato puede hacer un récord en 3x5 en
sentadillas el lunes y el miércoles ser capaz de hacer un nuevo récord para el
mismo 3x5.
Un novato es capaz de desarrollar todas las cualidades a la
vez: Masa muscular, fuerza y técnica.
Por tanto es innecesario periodizar su entrenamiento en
varias fases. Además necesitas un volumen relativamente bajo para ello.
Por tanto una rutina para novatos no es necesario que varíe
a lo largo del tiempo, el mismo esquema semanal puede funcionar varios meses.
Debido a su capacidad para desarrollar todos los atributos a la vez, una
intensidad del 80-85% proporcionaría mejoras en todo al novato. El ejemplo
clásico de esto es el 3x5 de tantas rutinas de novatos, aunque series de 3-6
repeticiones también deberían funcionar perfectamente.
Pasemos al intermedio.
Un intermedio necesita de más tiempo que el novato para
progresar, normalmente se usa la semana como unidad, aunque no es más que una
unidad arbitraria. Una mejor definición de intermedio es aquel que puede
mejorar en todos los atributos, siempre que el volumen y la intensidad sean
manipuladas correctamente. Como se ve, existe una diferencia con el novato, el
intermedio necesita de mayor complejidad en su entrenamiento.
Mediante la combinación de periodos de mayor volumen a una
intensidad media, con otros de mayor intensidad a menor volumen el intermedio
puede seguir progresando en todos los atributos.
Esto puede conseguirse en una misma semana mediante días de
volumen y días de intensificación, el método Texas es un ejemplo de esto.
Aunque también se puede hacer en periodos más largos, como semanas de volumen y
de intensificación.
En general, cuanto más avanzado más largos han de ser estos
periodos, de días a semanas, luego a meses hasta llegar al punto de que sea
imposible llevar una progresión en varias cualidades a la vez. En ese punto se
entra en la última fase, la fase avanzada.
Como hemos dicho el avanzado es aquel que no puede mejorar
todas las capacidades a la vez, ya que el volumen necesario para esto supera su
capacidad de recuperación.
Llegados a este punto es donde la verdadera periodización
comienza, ya que el atleta deberá encadenar periodos en los que mejore las
distintas capacidades de una en una (o, al menos, enfatizando unas y
manteniendo o levemente mejorando otras), de modo que se traduzcan en los
mayores pesos en la plataforma. Hay muchas maneras de periodizar, pero se salen
del objetivo de este artículo.
En resumen que a mayor nivel del atleta, mayor a de ser la
modificación de las variables fundamentales para cumplir los principios
fundamentales.
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